«En España es difícil quitarle a los jóvenes sus prejuicios hacia la música clásica» (Levante, 15.03.2018)

Aquel niño valenciano virtuoso del violín ya es un joven de 18 años que ha tocado con orquestas de todo el mundo y ha tenido como maestros a músicos de la talla de Zajar Bron. Esta tarde actuará en el Palau de la Música.

La sala Iturbi será hoy a las 20:00 horas el escenario del espectáculo multimedia “Casual Concert & Lounge”, en el que la Orquesta de València dirigida por Oliver Díaz interpretará a Tchaikovski, Brahms, Musorgski, Borodin, Sarasate y Saint-Saëns. El joven Jacobo Christensen pondrá su “estradivarius” al servicio de estos dos últimos compositores. La música estará acompañada por un montaje visual y la coreografía de los alumnos del Conservatorio Superior de Danza dirigidos por Toni Aparisi. Y después el Hall de los Naranjos se abrirá al público, para escuchar y bailar con el Dj Gianluca Tavaroli. Todo por 8 euros. Más fácil no lo van a tener esos “nuevos públicos” en busca de viejas sensaciones.

P. ¿En qué consiste eso del “casual concert and lounge?”

R. Es un concierto que pretende acercar la música clásica a la gente más joven con obras de una calidad excepcional pero con un tono más popular. Son obras preciosas y de una calidad altísima, pero no complicadas de escuchar.

P. Y todas muy románticas. ¿Qué tiene el romanticismo que no tenga, por ejemplo, el barroco o el dodecafonismo para atraer a los jóvenes?

R. El romanticismo es una época de lucimiento, en la que los solistas toman protagonismo. Las dos obras que interpreto hoy en el concierto, una está compuesta por Pablo Sarasate, uno de los grandes virtuosos del violín, para sí mismo; y otra es una obra de Saint-Saëns que compuso precisamente para Sarasate. Esto refleja la filosofía de la época, que busca lucir al solista. Recuerda que es la época de las primeras “groupies”, como las que le tiraban ropa interior a Listz.

P. ¿La música hecha para ‘groupies’ del siglo XIX puede gustar a los jóvenes del XXI?

R. Si uno quiere, puede gustarle perfectamente. Es una música que es bonita siempre. Nunca he conocido a nadie que me dijera que es aburrida o difícil de escuchar. Por eso creo que este concierto es una buena ocasión para acercar una música excepcional tanto a público entendido como no entendido.

P. ¿Y para atraer a ese público joven hay que acompañar la música con vídeos, danzas y un DJ para cuando acabe?

R. Obligatorio no, pero es necesario porque es música maravillosa y sería una pena que los jóvenes lleguen a la madurez y a la vejez sin haber escuchado nada de esto.

P. ¿Los jóvenes de otros países tienen más contacto que los españoles con la música clásica?

R. En España el público joven es más difícil de atraer hacia la música clásica, aunque esto en sí no tiene por qué ser negativo. Aquí es difícil quitarle a los jóvenes sus prejuicios hacia la música clásica. En cambio, en Dinamarca, de donde es mi padre, los jóvenes no tienen vergüenza a la hora de reconocer que esta música les gusta.

P. ¿Los precios de las entradas son una barrera para ampliar el público de la música clásica?

R. El dinero siempre es una barrera, pero tenemos que tener en cuenta que ir a un concierto de música clásica no es como ir al cine. Son muchos músicos que están en directo dándolo todo y que han invertido mucho, mucho, mucho en dar la talla y ofrecer conciertos de calidad. Creo que va por intereses, pero no conozco a nadie que haya estado interesado en verme y que no lo haya podido hacer porque no podía pagar la entrada.

P. Una de las obras que interpretará hoy es de Sarasate, que ya aparecía en su primer disco. ¿Qué es lo que más le gusta de él?

R. Toda su música me gusta, pero Aires gitanos es mi favorita. Aquí se nota su genio, en su manera de mezclar virtuosismo con canto lírico y melodía popular. La disfruto mucho. La interpreté hace unos años, la dejé guardada en el cajón, y ahora la he vuelto a recuperar.

P. ¿Y del “rondó” de Saint-Saëns qué es lo que más le atrae?

R. Me cautivó desde el primer momento que la escuché. Es una obra difícil desde el aspecto técnico, pero fácil de escuchar. Es perfecta para hacer crecer las ganas de bailar escuchando música clásica.